La Gran Depresión y el Covid-19

 La Gran Depresión y el Covid-19.

Análisis comparativo de las crisis de 1929 y 2020.

En la actualidad, el COVID-19 ha provocado una crisis sanitaria, económica y social a nivel mundial. Tras el análisis realizado en este artículo, el escenario más probable apunta a una rápida recuperación económica global, que se producirá a diferentes ritmos en las diferentes regiones y sectores del mundo, gracias al proceso de vacunación y el control de la enfermedad. Sin embargo, en este contexto, cabe preguntarnos qué clase de consecuencias políticas acarreará la pandemia en el largo plazo. En principio, algunos factores apuntan a que la democracia liberal no sufrirá graves perjuicios como consecuencia de los acontecimientos vividos durante este periodo.
 En primer lugar, hay evidencias de que en muchos países la pandemia ha provocado un efecto Rally round the flag (Yam et al., 2020). Este término, introducido por John Mueller (1970; 1973), es un concepto que se utiliza para explicar el aumento del apoyo popular a los líderes políticos durante los periodos de crisis internacional o de guerra. 
En 2020, la sociedad civil entendió la necesidad de establecer medidas contra la propagación del virus, y el establecimiento de confinamientos a nivel nacional tuvo un efecto positivo en la intención de voto al partido del primer ministro/presidente, la confianza en el gobierno y la satisfacción con la democracia (Blais et al., 2020). La mayoría de líderes mundiales salieron reforzados tras los primeros meses de lucha contra el virus. Sin embargo, la popularidad y aprobación social se han visto negativamente afectadas en el caso de algunos de los principales líderes populistas (Peytibi, 2020; Herrera et al., 2020), los cuales comenzaron por minimizar o negar la gravedad de la pandemia y acabaron gestionando de forma muy cuestionada la contención del virus (Lobo-Guerrero, 2020).

 Es el caso de Andrés Manuel López Obrador, Jair Bolsonaro o Donald Trump, presidentes de los tres países con más población y recursos de América: México, Brasil y Estados Unidos; tres de las naciones que más muertos por millón de habitantes han sufrido a causa de la pandemia. En el caso de Trump, el rechazo de la sociedad americana contra el populismo médico y su incompetencia para hacer frente a la pandemia terminó por confirmarse con el fin de su mandato en la Casa Blanca tras las elecciones celebradas en noviembre de 2020, siendo el quinto presidente de EE. UU. en no ser reelegido en los últimos 100 años. 

El primero fue Herbert Hoover, en 1932, tras los efectos del Crack del 29 y la Gran Depresión. Por el contrario, con la pandemia han aparecido elementos nuevos que amenazan la plenitud de la democracia liberal, que, si bien tenían un fin concreto de luchar contra la pandemia, existe la posibilidad de que se pudieran perpetuar en el tiempo. Durante este último año se ha vivido una restricción de derechos y libertades inédita en todo el mundo una restricción de derechos y libertades inédita en todo el mundo. Además, con el fin de poder adoptar medidas rápidas contra la expansión del virus, se han adoptado marcos legislativos temporales que suponen una peligrosa concentración de poder en el ejecutivo de los gobiernos. El caso más extremo es el de Hungría, donde, en 2020, Victor Orbán y el partido Fidesz han terminado de conducir al país en una dirección que muchos académicos han bautizado como “autoritarismo competitivo”. Esto hace referencia a una forma híbrida de gobierno en la que la autoridad se mantiene aparentemente leal a las prácticas democráticas, pero a través de mecanismos antiliberales, como la detención de miembros de la oposición y el cierre de medios de comunicación independientes (Levitsky y Way, 2020). En el caso del Parlamento Húngaro, la norma aprobada para establecer medidas para la gestión de la crisis a través del estado de alarma no incluía límite temporal; pudiéndose prolongar indefinidamente.
 La posibilidad de que este tipo de prácticas de gobierno puedan extenderse a otros países y la pasividad con la que la Unión Europea y sus Estados miembros han hecho frente a esta situación podrían suponer una amenaza para el futuro de la democracia liberal. Por otro lado, la crisis del COVID-19, lejos de tener un impacto homogéneo en las economías y sociedades de todo el mundo, ha demostrado afectar en mayor medida a determinados países. En el caso de España, la crisis ha tenido un impacto especialmente negativo, debido a la alta dependencia de la economía nacional de los servicios de alto contacto y el turismo, así como por la estructura económica del país y la gran importancia de las pymes en el tejido empresarial. Las dificultades económicas parecen haber contribuido al incremento de la polarización afectiva e ideológica en el país. La pandemia se está empleando como arma arrojadiza con fines políticos entre los diferentes partidos. El grado de polarización y hostilidad política que sobrevive el país en estos momentos, reflejado en una de las campañas electorales de la Comunidad de Madrid más polémicas y violentas que se recuerdan, empeora las perspectivas de cara a un futuro que ya se presume complicado en el ámbito económico. Además, los altos niveles de polarización podrían incluso llegar a entorpecer la gestión de la crisis sanitaria, como ya han advertido medios internacionales (Dombey, 2021). 

Es complicado aventurar lo que ocurrirá en el futuro, pero quizás podríamos estar frente a un escenario en el que aquellos países más afectados económicamente por la pandemia sufrirán una pérdida de calidad democrática, como ya pasara durante la Gran Depresión en los años treinta. A pesar de todo, hay motivos para ser positivos. Somos más sabios que lo que lo eran nuestros antepasados hace casi un siglo. Hemos aprendido del pasado y somos conscientes de la gravedad de las consecuencias negativas que puede acarrear poner en duda los valores de la democracia liberal. En Estados Unidos, el año comenzó con Donald Trump en una posición fuerte para ganar un segundo mandato como presidente. El COVID-19 puede haber salvado indirectamente la democracia estadounidense, ayudando a sacar a un aislacionista de la Casa Blanca con la elección de Joe Biden, que ha vuelto a poner sobre la mesa la importancia de asuntos como el multilateralismo, la lucha contra el cambio climático o la justicia social.


Link oficial: https://doi.org/10.14422/cir.i22.y2021.001

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