La Gran Depresión y la economía peruana
La Gran Depresión, la misión Kemmerer y la creación del Banco Central de Reserva del Perú (1929-1939)
La década de 1930 se inició con una crisis caracterizada por perturbaciones externas e internas sin precedentes, las cuales incluyeron una de las depresiones globales más profundas de la historia, así como un conjunto de sucesos políticos que convulsionaron la vida económica y social de la nación. Asimismo, este contexto propició importantes eventos institucionales, entre ellos la visita de la histórica misión Kemmerer y la creación del Banco Central de Reserva del Perú (BCRP).
LA GRAN DEPRESIÓN
El colapso de la Bolsa de Valores de Nueva York (24 de
octubre de 1929) tuvo implicancias catastróficas para
las finanzas, la producción y el empleo en los EE. UU.
Este impacto fue transmitido rápidamente a los mercados internacionales, dando inicio a la Gran Depresión.
La economía peruana, dependiente en gran medida de
la exportación de materias primas, resultó afectada de
inmediato por la menor demanda mundial de dichos
productos y la consecuente caída de sus precios internacionales.
Esta situación empeoró por la exacerbación de las prácticas proteccionistas adoptadas por los
socios comerciales del Perú. Posteriormente, las presiones recesivas de la economía mundial provocaron un
marcado declive en la industria, el comercio, las finanzas y demás ramas de la actividad económica peruana,
acompañado de una fuerte deflación. En el caso del
Perú, existió el elemento agravante de la fuerte dependencia crediticia del gobierno de Leguía. Por la abrupta
interrupción de los flujos comerciales y la suspensión
de la segunda serie del Empréstito Nacional Peruano, a
fines de noviembre de 1929 el BRP abandonó la meta
cambiaria de US$ 4,00 por libra peruana.
Este
conjunto de circunstancias llevó inicialmente a un consenso entre los principales actores políticos, económicos, financieros e institucionales sobre la conveniencia
de encargar un plan de estabilización a un renombrado grupo de especialistas en temas monetarios, fiscales y financieros, encabezado por el profesor Edwin
W. Kemmerer.
LA MISIÓN KEMMERER
El 13 de enero de 1931 arribó la misión Kemmerer,
compuesta por ocho miembros: Edwin Kemmerer,
experto en moneda y banca; Paul M. Atkins, experto
en crédito público; Joseph T. Byrne, experto en presupuesto y contabilidad; Walter van Deusen, experto
en banca; William F. Roddy, experto en aduanas; John
Philip Wernette, experto tributación; Stokeley W. Morgan, secretario general; y Lindsley Dodd, secretario auxiliar.
Para desempeñar sus labores, la misión se instaló
en el local del BRP.
Conviene tener presente que el trabajo de la misión Kemmerer (enero-abril de 1931) se desarrolló no
solo en un contexto económico altamente desfavorable, sino también, en términos políticos, en “una de
las etapas más llenas de incertidumbre y de inestabilidad en la historia del Perú republicano”, en palabras
del historiador Jorge Basadre.
Así, cinco presidentes se sucedieron
en los primeros días de marzo de 1931. Asimismo, a
los pocos días de asumir el poder, Samanez Ocampo
declaró la moratoria unilateral del Empréstito Nacional Peruano, que afectaba directamente a uno de los
principales objetivos de Kemmerer —una racionalización fiscal compatible con un entendimiento con los
acreedores para preservar el acceso al mercado internacional de crédito—, incluso antes de que la misión
pudiera presentar su trabajo.
La decisión de Sánchez Cerro de convocar a elecciones para elegir simultáneamente al presidente y a una Asamblea Constituyente (6 de febrero de 1931) inició un período de gran turbulencia. La oposición dentro de las propias Fuerzas Armadas desembocó el 20 de febrero de 1931 en la rebelión de la guarnición de Arequipa y alzamientos en Cuzco, Piura y Lambayeque. El 23 de febrero, Sánchez Cerro postergó las elecciones, pero se dispuso a sofocar el levantamiento. La Marina intervino para impedir un enfrentamiento y pidió el nombramiento de una Junta de Gobierno. Luego de la renuncia de Sánchez Cerro, la rápida secuencia de presidentes de la Junta terminó con el nombramiento del político David Samanez Ocampo.
El 13 de abril de 1931, la misión Kemmerer había concluido la preparación de nueve proyectos de ley (General de Bancos; Monetaria; Creación del Banco Central de Reserva del Perú; Orgánica de Presupuesto; Reorganización de la Tesorería Nacional; Impuesto a la Renta; Aduanas; Reorganización de la Contraloría General; y Contribución Predial para los Concejos Provinciales y Municipales) y dos informes (Crédito Público y Política Tributaria). Kemmerer y quienes lo apoyaban, en toda ocasión, enfatizaban que el éxito del plan de estabilización requería la implementación conjunta de todos estos componentes, así como un gran compromiso por parte de los responsables de su implementación.
CREACIÓN DEL BCRP
El Decreto Ley 7126 (18 de abril de 1931) declaró, como primer considerando, que “la estabilidad monetaria es base del bienestar del país”; y estableció que la unidad monetaria del país era el sol de oro sin acuñar (patrón de oro). En la misma fecha, el Decreto Ley 7137 creó el BCRP, “que ha de servir de fundamento para el mantenimiento de la estabilidad monetaria y el desenvolvimiento de la vida económica del país”.
Para contrapesar el predominio de los banqueros
en el directorio, se incluyó la participación de representantes de los grupos económicos más importantes
del país: la Sociedad Nacional Agraria, las cámaras de
comercio del Perú y la Sociedad Nacional de Industrias. Al mismo tiempo, la exposición de motivos recalcaba que las decisiones del BCRP debían tener un
sentido estrictamente institucional: “Cada miembro
del Directorio siempre debería mirar los problemas
del Banco y dar su voto en ellos únicamente desde
el punto de vista del bienestar del país entero, y no
de cualquier interés especial comercial, profesional o
MONEDA CENTENARIO
La continuación
de la crisis internacional
acentuó el deterioro
económico y social
en el Perú, que a su vez
exacerbó la animadversión
general contra el
gobierno.
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político”.
El gobierno declaró instaurado al BCRP el
3 de setiembre de 1931, con Manuel Augusto Olaechea como presidente y Pedro Beltrán como vicepresidente.
En sus indagaciones con responsables de política y
actores económicos y financieros, la misión Kemmerer había percibido que el mayor riesgo para un banco central era su exposición a las presiones políticas;
es decir, su uso para obtener financiamiento, en vez
de aumentar la recaudación o controlar el gasto, con
el consiguiente peligro de crear presiones inflacionarias, agotar las reservas de oro y hacer insostenible el
patrón de oro.
En respuesta a esta preocupación, el
artículo 50 acotaba los préstamos del BCRP al gobierno a operaciones de corto plazo con garantía líquida,
para defenderlo contra “uno de los mayores peligros
que amenazan un banco central recién organizado”,
es decir, “el peligro de la explotación política o gubernativa”.
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